Argentina se halla en un ajetreado proceso electoral, ya que el 10 de diciembre asumirá un nuevo presidente tras doce años de gobierno de los Kirchner y su Frente Para la Victoria (FPV).
Como es un país federal, cada provincia determina su fecha de elecciones locales -gobernador, legisladores provinciales, intendentes y concejales-, por lo que ya en algunos distritos se están produciendo recambios que indican el desgaste del Frente Para la Victoria. No obstante, los ciudadanos no siempre eligen lo mismo para los gobiernos provinciales y municipales, que para la Nación.
Pero sí pueden ir señalando un cambio de humor, así como pueden ir preparando el terreno para fortalecer o debilitar a los candidatos de la oposición.
En Argentina hay 23 provincias y una ciudad autónoma, Buenos Aires. Cada uno de estos distritos tiene su propia constitución, legislatura -bicameral o unicameral-, poder judicial, policía, escuelas y sistema de salud. Cada uno de estos distritos elige tres senadores, en tanto que la cantidad de diputados es proporcional a la población, aunque esto no se ha actualizado en los últimos tres decenios.
2015, pues, será un año extenso, al que se agrega que por primera vez se emplearán las PASO para su auténtica finalidad, que es la de dirimir entre varios precandidatos. Las PASO son Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. Todos los partidos y alianzas deben concurrir a ellas, y los ciudadanos están obligados a sufragar. Por un lado, obliga a las fuerzas políticas a abrirse ante la ciudadanía, ya que en los últimos años primaron los acuerdos a dedo, y se presentaban las listas de candidatos como un hecho consumado. Por el otro, son una enorme encuesta que permite conocer realmente el estado de la opinión.
En 2011 se implementaron por primera vez las PASO, pero en esa instancia cada partido presentó un solo candidato, como si fueran las elecciones generales. Así, quien salió fortalecida al alcanzar el 52% fue Cristina Fernández de Kirchner. Y entre las fuerzas de oposición hubo reacomodamiento en la elección general: el socialista Hermes Binner, que en las PASO había salido cuarto, en las generales pasó a ser la segunda opción más votada, aunque muy lejos de CFK. Claro que esto suma una nueva instancia electoral: en agosto se celebran las PASO nacionales, en octubre son las elecciones generales -presidente, diputados, senadores, y algunas provincias con sus autoridades-, y luego en noviembre la eventual segunda vuelta presidencial. De acuerdo al analista Carlos Fara, las PASO funcionarán como una primera vuelta, por lo que en octubre se polarizará entre dos opciones, sin necesidad de pasar a una nueva elección en noviembre.
La reforma constitucional de 1994 introdujo una peculiaridad: a la elección directa del presidente y vicepresidente, le agregó que si un candidato obtiene el 45%, ya resulta electo como primer magistrado. Si el más votado tiene 40% y supera en diez puntos al segundo, también es electo presidente sin necesidad de un ballottage. Modificación hecha a la medida del peronismo, que siempre se aproxima a ese porcentaje.
Pero el peronismo se fragmentó en 2013, cuando Sergio Massa creó el Frente Renovador en la Provincia de Buenos Aires, en donde se concentra el 38% del electorado, y ganó ante el Frente Para la Victoria. En esa elección legislativa, Massa encabezó la lista de diputados nacionales e ingresó a la Cámara Baja, dejando la intendencia de Tigre en manos de un fiel seguidor, Julio Zamora.
Esto le permitió a Sergio Massa distanciarse del gobierno kirchnerista -del que fue funcionario y jefe de gabinete de ministros- y catapultarse como una opción presidencial. La apuesta fue arriesgada y requirió de mucha iniciativa para mantenerse en los primeros planos de la escena política. Durante más de un año encabezó las preferencias en los sondeos, pero a partir de inicios del 2014 su figura comenzó a palidecer.
Argentina es un país de presidencialismo fuerte, con tendencia a la hiperejecutividad. Es un enorme sol que tiende a devorar a los planetas que giran en torno a él. El kirchnerismo exacerbó esa fuerza de atracción, opacando al Congreso, al Poder Judicial, a los gobiernos provinciales, a los partidos políticos. Y agregamos: a los medios de comunicación, a la sociedad civil, a los gremios, los movimientos sociales, a los empresarios. Esta hiperejecutividad fue aceptada por la enorme mayoría de la ciudadanía, temerosa de otra hecatombe como la de diciembre de 2001 y su extraña danza de presidentes efímeros.
¿Carrera presidencial de tres con Scioli, Macri y Massa? Pareciera ser que no. Mauricio Macri, el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ha sabido tejer una red de alianzas que le permite extender su candidatura presidencial por todo el extenso territorio argentino. Su partido, PRO, no está reconocido en todas las provincias. Como es un régimen federal, los partidos obtienen la personería en cada provincia, y sólo el Partido Justicialista (integrante principal del Frente Para la Victoria) y la Unión Cívica Radical tienen personería en los 24 distritos. La alianza de PRO con la UCR y la Coalición Cívica -liderada por Elisa Carrió-, que en las PASO de agosto dirimirán su candidatura presidencial común, fortaleció a Mauricio Macri más allá de Buenos Aires. La suma del senador Reutemann, dos veces gobernador de Santa Fe y famoso por su trayectoria deportiva, le agregó el elemento peronista que necesita. Los triunfos de PRO en las PASO de la provincia de Santa Fe y Ciudad de Buenos Aires lo presentan como un candidato fuerte hacia octubre. Los candidatos de Massa, en cambio, tuvieron un papel deslucido en Santa Fe, y en la Ciudad de Buenos Aires no lograron pasar el umbral del 1,5%.
La aparente solidez de Massa se empezó a desvanecer en el aire: hábil e ingenioso, ha intentado demostrar a los suyos que su candidatura presidencial sigue en pie, y que no piensa "bajarse" a la candidatura por la gobernación bonaerense. El intendente Jesús Cariglino así lo pidió, y fue expulsado del Frente Renovador: soñaba con Macri presidente y Massa gobernador, un binomio imbatible. Por otro lado, el intendente Darío Giustozzi aspiraba a ser el único candidato a gobernador bonaerense del Frente Renovador, pero en las encuestas lo sobrepasa Francisco de Narváez. Pegó el portazo y, quizás, retorne al Frente Para la Victoria. Massa hizo una gran demostración de movilización en un acto en el estadio de Vélez el 1° de mayo, sobre todo de cara a los suyos. Pero estos actos no significan crecimiento en la intención de voto, ya no generan adhesión: en la nueva era de las comunicaciones, es un episodio que no retiene la atención. ¿Considera postularse a gobernador? Con poco más de cuarenta años, uno o dos períodos como gobernador de la Provincia de Buenos Aires lo potenciarían como un presidenciable en cuatro u ocho años. Es el distrito en el que se resolverá todo: su gobernador, Daniel Scioli, es la mejor carta del Frente Para la Victoria para retener la presidencia. Mauricio Macri tiene una apuesta interesante y renovadora con María Eugenia Vidal, la actual vicejefa de la Ciudad, que con su perfil orientado hacia lo social le da un rostro humano a PRO, y que está creciendo sostenidamente en las encuestas.
En junio se deben presentar las alianzas electorales: allí quedará claro el mapa hacia las PASO de agosto. Hasta entonces, habrá pases, desplantes, promesas, noviazgos y divorcios. Tiempo de malabares, con varias bolas girando velozmente en el aire.
Hola Ricardo, sin dudas una de las mayores incògnitas será el nùmero de candidatos que entre a la carrera presidencial. Al ser ambas instancias obligatorias -primaria y eleccion general- pienso que es probable que los candidatos esten monitoreando permanentemente desde ya las posibilidades reales de competir por la presidencia. De modo que decidan si es mas eficiente largarse a la carrera o coordinar previamente
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