El próximo domingo 25 de octubre se celebrará la primera vuelta electoral en Argentina aunque, en rigor, bien podría decirse que la primera fueron las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias).
En las PASO, Daniel Scioli no llegó al tan anhelado 40% que le abriría la puerta a la presidencia, quedando en 38,5%. De acuerdo al extraño proceso electoral argentino, hecho a la medida del Partido Justicialista en la reforma constitucional de 1994, la fórmula que obtenga 40% y una distancia de diez puntos sobre el segundo binomio, alcanza la primera magistratura. Si la fórmula más votada llega al 45%, también resulta electo.
Ahora bien: las encuestas serias parecerían indicarnos que Scioli no llega al 40%, y que Mauricio Macri está repuntando levemente, con lo que habría un ballottage en noviembre. El primero desde la reforma constitucional de 1994.
A mi criterio, la estrategia electoral de Cambiemos tiene un error y un acierto enorme. El error, en no explotar las falencias de personalidad de Daniel Scioli, un gobernador que no se atreve a formular una sola idea concreta y que, en los momentos de zozobra, se escabulló de los problemas, tal como pasó con su viaje a Italia cuando su provincia se estaba inundando. Asimismo, Scioli no tiene el control de su partido; no sólo eso, ni siquiera tiene la plena confianza del kirchnerismo, que lo tolera como un mal menor.
El gran acierto de Cambiemos es, por otro lado, en enfatizar la campaña a la gobernación de la Provincia de Buenos Aires. No sólo porque es el principal distrito con el 38% del electorado y que es gobernada actualmente por Scioli, sino por el contraste abismal entre el candidato kirchnerista Aníbal Fernández y la candidata de Cambiemos, María Eugenia Vidal.
"Analistas" que jamás estuvieron en un escrutinio, aseveran con cara de sabihondos que no hay corte de boleta en la provincia de Buenos Aires. Falso.
Como en la provincia de Buenos Aires no hay segunda vuelta para la gobernación, Vidal o Fernández ganarían con simple pluralidad de sufragios. Si María Eugenia Vidal ganara la gobernación provincial -tiene muy serias posibilidades- y Mauricio Macri fuera a un ballottage con Scioli, el candidato presidencial del Frente Para la Victoria llegaría muy debilitado y cuestionado a la elección de noviembre.
De allí que, en este tramo, tanto énfasis se esté poniendo en la figura de María Eugenia Vidal, joven de 42 años y sin cuestionamientos a su pasado. Es la gran apuesta de PRO, de Cambiemos y una política que emerge con fuerza en el escenario político.
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